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Millones de vidas en riesgo mientras el progreso contra el sida se muestra titubeante


El progreso en la prevención y el tratamiento se tambalea en todo el mundo y pone en riesgo la vida de millones de personas. Europa oriental y Asia central, Oriente Medio, el norte de África y América Latina llevan varios años experimentado un aumento de las infecciones anuales por el VIH. En Asia y el Pacífico, los datos de ONUSIDA reflejan que ahora las nuevas infecciones por el VIH están aumentando en aquellos rincones donde habían empezado a disminuir. En esta década es necesaria la acción para abordar las desigualdades que impulsan el sida, con el fin de prevenir millones de nuevas infecciones por el VIH y poner fin a la pandemia de sida.


MONTREAL/GINEBRA,: los nuevos datos de ONUSIDA sobre la respuesta mundial al VIH revelan que durante los dos últimos años de la COVID-19 y otras crisis mundiales, el progreso contra la pandemia del VIH ha decaído, los recursos se han reducido y, como resultado, están en riesgo millones de vidas. El lanzamiento del nuevo informe, En peligro, se hará antes de la Conferencia Internacional sobre el Sida que tendrá lugar en Montreal, Canadá.


El número de nuevas infecciones disminuyó a nivel mundial solo un 3,6 % entre 2020 y 2021, el descenso anual más pequeño en las cifras de nuevas infecciones por el VIH desde 2016. Europa oriental y Asia central, Oriente Medio, el norte de África y América Latina llevan varios años experimentado un aumento de las infecciones anuales por el VIH. En Asia y el Pacífico, la región más poblada del mundo, los datos de ONUSIDA reflejan que ahora las nuevas infecciones por el VIH están aumentando en aquellos rincones donde habían empezado a disminuir. El incremento en el número de nuevas infecciones en estas zonas es, sin duda, alarmante. En África oriental y meridional, los rápidos avances de años anteriores se ralentizaron significativamente en 2021. No obstante, también hay datos positivos. Se observan descensos notables en las nuevas infecciones por el VIH en África occidental y central y en el Caribe, pero incluso en estas regiones la respuesta al VIH está amenazada por un recorte de los recursos.


«Estos datos muestran que la respuesta mundial al sida peligra seriamente. El hecho de no estar progresando rápidamente significa que estamos perdiendo terreno, ya que la pandemia prospera aprovechándose de la COVID-19, los desplazamientos masivos y otras crisis. Tengamos siempre presentes los millones de muertes evitables que estamos intentando detener», afirmó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.


El titubeo del progreso significa que el año pasado se produjeron aproximadamente 1,5 millones de nuevas infecciones, más de 1 millón más que los objetivos globales. Las marcadas desigualdades a nivel nacional y entre los países están frenando el progreso en la respuesta al VIH, y el VIH está ampliando aún más esas desigualdades.


Las nuevas infecciones se produjeron de forma desproporcionada entre las mujeres jóvenes y las adolescentes. De hecho, en el año 2021, en este grupo de población se produjo una nueva infección cada dos minutos. El impacto del VIH en las mujeres, especialmente en las mujeres y niñas jóvenes africanas, se produjo en medio de la interrupción de los servicios clave de tratamiento y prevención del VIH, cuando millones de niñas quedaron fuera de la escuela debido a pandemias y se registraron picos en las tasas de embarazos adolescentes y violencia de género. En el África subsahariana, las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes tienen tres veces más probabilidades de contraer el VIH que los chicos adolescentes y los hombres jóvenes.


Durante las interrupciones de los últimos años, los grupos de población clave se han visto especialmente afectados en muchas comunidades, con una prevalencia creciente en muchos lugares. Las desigualdades raciales están multiplicando exponencialmente los riesgos del VIH. En el Reino Unido y los Estados Unidos de América, los descensos en los nuevos diagnósticos del VIH han sido mayores entre las poblaciones blancas que entre la gente negra. En países como Australia, Canadá y los Estados Unidos, las tasas de adquisición del VIH son más altas en las comunidades indígenas que en las no indígenas.


Los datos de ONUSIDA han mostrado un riesgo creciente de nuevas infecciones entre los hombres homosexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSH) en todo el mundo. A partir de 2021, los datos de poblaciones clave de ONUSIDA muestran que los HSH tienen 28 veces más riesgo de contraer el VIH en comparación con personas de la misma edad e identidad de género, mientras que las personas que se inyectan drogas tienen 35 veces más riesgo, los trabajadores sexuales 30 veces más riesgo y las mujeres transgénero 14 veces el riesgo.


Asimismo, el informe muestra que se están debilitando los esfuerzos para garantizar que todas las personas que viven con el VIH accedan al tratamiento antirretroviral que salva vidas. El número de personas en tratamiento contra el VIH tuvo en 2021 el crecimiento más lento en más de una década. Y aunque tres cuartas partes de todas las personas que viven con el VIH tienen acceso al tratamiento antirretroviral, este todavía se les niega a 10 millones de personas, y solo la mitad (52 %) de los niños que viven con el VIH pueden acceder a medicamentos que salvan vidas. De este modo, la brecha en la cobertura del tratamiento del VIH entre niños y adultos está aumentando en lugar de estrecharse.


En 2021, la pandemia de sida se cobró, de media, una vida cada minuto, lo que llevó a 650 000 muertes por sida, pese a contar con antirretrovirales muy eficaces y herramientas para prevenir, detectar y tratar las infecciones oportunistas.


«Estas cifras revelan una voluntad política. ¿Nos preocupa capacitar y proteger a nuestras niñas? ¿Queremos detener las muertes por sida entre los niños? ¿Anteponemos el salvar vidas a la criminalización?», preguntó Byanyima. «Si lo hacemos, entonces debemos recuperar el rumbo de la respuesta al sida».


Hubo diferencias significativas entre los países. Entre los países con el mayor aumento en el número de nuevas infecciones por el VIH desde 2015 están: Filipinas, Madagascar, Congo y Sudán del Sur. Por otro lado, Sudáfrica, Nigeria, India y la República Unida de Tanzania experimentaron algunas de las reducciones más significativas en el número de infecciones por el VIH, incluso en medio de la COVID-19 y otras crisis. Algunos ejemplos de progreso apuntan a lo que requiere una respuesta eficaz a la pandemia, con algunos de los avances más importantes entre los que los servicios liderados por la comunidad, que permiten entornos jurídicos y políticos, y los servicios equitativos son los más claros.


Así mismo, en el informe se anticipan consecuencias devastadoras si no se toman medidas urgentes para abordar las desigualdades que impulsan la pandemia. También se demuestra que, por el camino actual, el número de nuevas infecciones anuales sería superior a 1,2 millones en 2025, el año para el que los Estados miembros de las Naciones Unidas se han fijado el objetivo de menos de 370 000 nuevas infecciones por el VIH. Eso significaría no solo faltar al compromiso respecto de las nuevas infecciones, sino superar la cifra más de tres veces. Millones de infecciones por el VIH evitables cada año hacen que cada vez sea más difícil y caro garantizar que las personas que viven con el VIH tengan acceso al tratamiento que salva vidas y que se alcancen los objetivos para poner fin a la pandemia de sida para 2030.


Las conmociones mundiales, entre las que se incluyen la pandemia de la COVID-19 y la guerra en Ucrania, han exacerbado aún más los riesgos para la respuesta al VIH. Los reembolsos de deuda para los países más pobres del mundo alcanzaron el 171 % de todos los gastos en sanidad, educación y protección social combinados, lo que ahogó las capacidades de los países para responder al sida. La financiación nacional para la respuesta al VIH en los países de bajos y medianos ingresos lleva dos años consecutivos disminuyendo. La guerra de Ucrania ha provocado un tremendo aumento en los precios de los alimentos mundiales, lo que no ha hecho sino empeorar la inseguridad alimentaria de las personas que viven con el VIH en todo el mundo, que se han visto abocadas a experimentar interrupciones en el tratamiento del VIH.

Justo cuando la solidaridad internacional y la necesidad de financiación son más necesarias que nunca, demasiados países ricos han decidido recortar la ayuda y, como consecuencia, los recursos para la salud mundial se han visto seriamente amenazados. En 2021, los recursos internacionales disponibles para el VIH fueron un 6 % inferiores a los de 2010. La ayuda al desarrollo en el extranjero para el VIH procedente de donantes bilaterales distintos de los Estados Unidos de América se ha desplomado en un 57 % durante la última década. La respuesta al VIH en los países de bajos y medianos ingresos se sitúa en 8 mil millones de dólares estadounidenses por debajo de la cantidad necesaria para 2025. Las normas de comercio mundial están obstaculizando la producción de medicamentos para la pandemia en los países de bajos y medianos ingresos, incluidos los nuevos y emergentes medicamentos para el VIH de acción prolongada, y manteniendo los precios inasequiblemente altos para que estos países los adquieran a escala.


«Justo cuando la ayuda internacional era más necesaria, la solidaridad global se ha estancado. Los líderes no deben confundir la enorme luz roja de advertencia con una señal de stop. Esto debe convertirse en un momento para aumentar el apoyo internacional», afirmó la Sra. Byanyima.


Todavía es posible que los líderes recuperen el rumbo de la respuesta. Esto requiere tanto la acción nacional como la solidaridad internacional. El año pasado, los líderes acordaron una hoja de ruta, establecida en la Declaración política sobre el VIH y el sida, que puede poner fin al sida para 2030 si todos los líderes la cumplen. Es totalmente alcanzable y asequible; de hecho, poner fin al sida costará mucho menos dinero que no acabar con el sida. Es importante destacar que las acciones necesarias para poner fin al sida también prepararán mejor al mundo para protegerse contra las amenazas de futuras pandemias.


El paquete probado para el éxito incluye: servicios liderados por la comunidad y centrados en las personas; el apoyo a los derechos humanos de todos; la eliminación de las leyes punitivas y discriminatorias; la lucha contra el estigma; el empoderamiento de las niñas y las mujeres; la igualdad de acceso al tratamiento, incluidas las nuevas tecnologías sanitarias; y los servicios sanitarios, la educación y la protección social para todos.


«Podemos poner fin al sida para 2030 tal y como prometimos», afirmó la Sra. Byanyima, «pero para ello hace falta valor».


 

Bibliografía

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